El poder Transformador de Dios

El Restaurador de Dios

Juan 7:37-39 37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Introducción:

Hoy en día, vivimos en una era en la que muchos han sustituido la poderosa Palabra de Dios por mensajes meramente motivacionales. Los predicadores se han convertido en coaches de vida, conferencistas de prosperidad, ofreciendo palabras que, aunque voluminosas, son efímeras. Sin embargo, la Palabra de Dios es espíritu y vida, con un poder transformador y sanador que, cuando se predica correctamente, obra milagros incluso cuando incomoda a muchos.

El poder de la Palabra de Dios reside en su capacidad de transformar vidas. En el libro de los Hechos, desde el capítulo 2, vemos cómo en el día de Pentecostés, Pedro y los apóstoles recibieron el bautismo del Espíritu Santo, hablando en lenguas y profetizando. Más adelante, en Hechos 10:44, vemos cómo incluso aquellos que no eran de la circuncisión, sino de origen italiano, recibieron el mensaje de Jesús y fueron llenos del Espíritu Santo.

La experiencia del Espíritu Santo en el corazón del hombre es poderosa, envolvente y revitalizante. Personalmente, recuerdo este momento con gran claridad y gozo, pues fue el más hermoso y poderoso de mi vida, fortaleciéndome constantemente en mi fe. No recibí el Espíritu Santo por imposición de manos, sino directamente, como está escrito: «De vuestro interior correrán ríos de agua viva.»

El Poder Transformador de Dios:

Cuando recibimos el mensaje de Dios y nos rendimos completamente a Cristo, experimentamos una transformación profunda. Este proceso espiritual es como un tsunami de agua viva que comienza a limpiar y restaurar nuestro interior. El evangelio, cuando es aceptado por fe, permite que Jesús se mude a nuestras vidas, trayendo consigo una vida nueva y abundante.

El testimonio del poder de Dios se puede ver en innumerables vidas transformadas. Por ejemplo, un hombre, al borde del suicidio y decidido a matar a su familia, llegó a una iglesia y, aunque no entendió el sermón, fue convencido de probar el evangelio de Jesús. Aceptó a Cristo en medio de su situación desesperada, y aunque al principio le costó perdonar a su esposa, empezó a orar por ella. En menos de un mes, sanó de tuberculosis y su vida cambió completamente. Comenzó a prosperar, recuperó su licencia de una maquinaria especial y continuó orando por su esposa, mostrando cómo el poder de Dios puede transformar incluso las situaciones más oscuras.

Entendiendo la Verdad:

Jesús dijo en Juan 14:6: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Al rendirnos completamente a Cristo, comprendemos que Él es la verdad y la vida, y su Espíritu Santo nos libera de la esclavitud del pecado, llenándonos con su amor y poder.

  1. El Poder del Perdón: El perdón es fundamental en nuestra vida cristiana. A menudo, el odio y el resentimiento nos atan, impidiendo que experimentemos la libertad y el poder de Dios. Un ejemplo claro es el de una mujer con artritis severa que no mejoraba porque no podía perdonar a su ex esposo. Cuando finalmente logró perdonar, comenzó a sanar físicamente, mostrando cómo el poder de Dios puede restaurar nuestro cuerpo, alma y espíritu.
  2. El Poder sobre el Temor: El temor puede paralizarnos y evitar que avancemos en nuestra vida espiritual. La Biblia nos enseña que «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). El conocimiento sensorial nos dice que debemos temer a las circunstancias, pero el conocimiento revelacional de Dios nos enseña a vivir sin miedo, confiando en su amor y poder.
  3. El Poder sobre la Inferioridad: Muchos cristianos sufren de un complejo de inferioridad que les impide vivir victoriosamente. Romanos 12:3 nos dice que debemos pensar de nosotros mismos con moderación, según los dones que Dios nos ha dado. Un complejo de inferioridad puede ser destructivo, como el caso de un niño que mató a su hermano menor por sentirse menospreciado. Debemos enseñar a los cristianos a ver su valor en Cristo, edificándolos en la Palabra de Dios.
  4. El Poder sobre la Culpa: La culpa puede ser una carga pesada que nos impide experimentar la libertad en Cristo. Es necesario entender que Jesús nos limpia y nos libera completamente de la culpa cuando confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos. Un testimonio de una mujer que vivía en depresión debido a la culpa de un pecado pasado muestra cómo el evangelio puede restaurar y sanar completamente, llevándonos a una vida de gozo y paz.

Conclusión:

El poder transformador de la Palabra de Dios no tiene límites. Nos invita a beber del agua viva, permitiendo que el Espíritu Santo fluya en nosotros, limpiándonos, sanándonos y restaurándonos. Al rendirnos completamente a Cristo y permitir que su amor y poder trabajen en nuestras vidas, experimentamos una transformación total. Nuestro llamado es a vivir esta transformación y llevar el mensaje de Jesús a otros, permitiendo que sus vidas también sean cambiadas y restauradas. Que siempre recordemos que, a través de la fe en Cristo y la obra del Espíritu Santo, podemos experimentar la vida abundante que Dios ha prometido.

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