Caminando en la realidad del reino

Caminando en la realidad del reino

Texto base: Hebreos 12:22-29

22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. 26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Introducción

Caminar en la realidad del reino es un privilegio que podemos alcanzar, una restauración de la comunión con Dios que Adán perdió por la desobediencia. En la dispensación de tiempo en la que vivimos, esta comunión ha sido recuperada por medio de Cristo. Pablo nos enseña en 2 Corintios 5:18: «Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.»

Esto significa que antes de Cristo, estábamos desconectados de Dios, pero ahora, por medio de su sacrificio, estamos nuevamente conectados y se nos ha dado el poder de ser hechos hijos de Dios para caminar en el nuevo hombre.

El Reino de los Cielos se ha acercado

Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.» (Mateo 4:17)

Antes de conocer a Cristo, vivíamos en tinieblas, bajo la influencia del maligno. Pero ahora, en esta nueva realidad o dimensión, estamos en el reino de su Hijo amado. Colosenses 1:13 nos dice: «Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado.»

La Operación del Reino de Dios

Jesús nos enseña muchas cosas acerca del reino de Dios a través de parábolas. En ellas, revela cómo opera el reino y cómo podemos aplicarlo en nuestras vidas.

En el texto base, vemos que la oficina de Dios está en los cielos, pero el reino de Dios desciende a la tierra por medio de Jesucristo. Jesús vino en una posición humilde, pero con autoridad divina, expulsando demonios y realizando milagros que nunca se habían visto.

En Lucas 11:20, Jesús dice: «Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros.» Este acto demuestra que el reino de Dios se está manifestando en la tierra a través de Cristo.

Caminando con fe

La fe es un componente esencial para caminar en la realidad del reino. En el reino de Dios, la lógica humana se ve superada por la lógica divina. Un claro ejemplo es cuando Pedro y Juan sanan al paralítico en Hechos 3, diciendo: «No tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.» Aquí vemos que la fe es más valiosa que cualquier riqueza terrenal.

Los niveles de existencia

En la creación, podemos identificar tres niveles:

  1. La Tierra
  2. El Cielo
  3. Los Cielos

En la tierra, enfrentamos desafíos y presiones, pero al elevarnos espiritualmente, superamos estas limitaciones. Como cristianos, debemos elevarnos a través de Cristo, venciendo las potestades de los aires y alcanzando una perspectiva divina.

El Monte de Sion

Nosotros somos como el Monte de Sion, firmes y estables, confiando en el reino de Dios. Al acercarnos a Dios con confianza, caminamos en esta realidad celestial, guiados por su presencia y poder.


La Manifestación del Reino en la Tierra

Jesús demostró el reino de Dios en la tierra a través de su ministerio. En sus enseñanzas, las parábolas y los milagros, Jesús reveló la operación del reino. El reino de Dios no es un lugar físico, sino el gobierno divino y su sistema de justicia, amor y poder.

En Lucas 11:20, Jesús dice: «Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros.» Aquí, Jesús muestra que el reino de Dios se manifiesta a través de su poder y autoridad.

Entendiendo y Aplicando el Reino de Dios

Es crucial entender la palabra de Dios para que el enemigo no la robe de nuestro corazón. Jesús utilizó parábolas para explicar los misterios del reino de Dios en términos comprensibles y aplicables. Al entender estas enseñanzas, podemos vivir en la realidad del reino y aplicar sus principios en nuestras vidas diarias.

La Realidad del Reino en Nuestra Vida

En nuestra vida pasada, vivimos en tinieblas y bajo la influencia del maligno. Efesios 2:2-8 nos recuerda esto, pero también nos muestra la transformación que hemos experimentado en Cristo. Hemos sido resucitados con Él y sentados en lugares celestiales.

Esto significa que, aunque vivamos en el mundo, nuestra ciudadanía está en el reino de los cielos. Estamos llamados a vivir en esta nueva realidad, manifestando el reino de Dios en nuestra vida diaria.

Operando en el Reino de Dios

El reino de Dios opera de manera diferente a los sistemas humanos. En el reino, la fe es más valiosa que las riquezas terrenales. Vemos esto en la historia de Pedro y Juan en Hechos 3, cuando sanan al paralítico.

Debemos aprender a operar en el reino de Dios, confiando en su poder y autoridad. Esto incluye vivir en obediencia, fe y comunión con Dios.

La Importancia de la Fe

La fe es esencial para caminar en la realidad del reino. Jesús nos enseñó que, con fe, podemos mover montañas y ver milagros. En Marcos 11:23, Jesús dice: «De cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.»

Viviendo en la Realidad del Reino

Transformados por la Gracia

Nuestra nueva vida en Cristo nos ha trasladado del dominio de las tinieblas al reino de su Hijo amado. Esta transformación es fundamental para entender y vivir en la realidad del reino de Dios. En Efesios 2:4-6, Pablo nos dice: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.»

Este pasaje subraya que, aunque estábamos muertos en nuestros pecados, la gracia de Dios nos ha dado vida en Cristo. Hemos sido resucitados espiritualmente y colocados en lugares celestiales con Cristo, lo que nos permite vivir en la realidad del reino de Dios aquí en la tierra.

Caminando en la Fe del Reino

La fe es el fundamento de nuestra vida en el reino de Dios. En Hebreos 11:1, se nos dice que «es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» Esta fe nos permite ver y vivir en la realidad del reino de Dios, aunque no sea visible a los ojos naturales.

Pedro y Juan demostraron esta fe cuando sanaron al paralítico en Hechos 3:6: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.» Su fe no estaba en las riquezas materiales, sino en el poder del nombre de Jesús. Este acto de fe muestra cómo podemos operar en el reino de Dios, confiando en su poder y autoridad.

La Autoridad del Creyente en el Reino

Como ciudadanos del reino de Dios, hemos sido investidos con autoridad divina. Jesús mismo nos dio esta autoridad. En Lucas 10:19, Jesús dice: «He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.» Esta autoridad nos permite vencer las fuerzas del mal y vivir victoriosos en la realidad del reino.

Manifestando el Reino en Nuestra Vida Diaria

Aplicando los Principios del Reino

Para vivir en la realidad del reino, debemos aplicar los principios del reino en nuestra vida diaria. Esto incluye vivir en obediencia a la palabra de Dios, caminar en amor y justicia, y buscar siempre la guía del Espíritu Santo.

Jesús nos enseñó a orar: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10). Esta oración nos recuerda que debemos buscar la manifestación del reino de Dios en nuestra vida diaria, haciendo su voluntad en todas nuestras acciones.

Venciendo las Potestades del Aire

Como creyentes, enfrentamos desafíos espirituales. Efesios 6:12 nos dice: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.» Para vencer estas potestades, debemos armarnos con la armadura de Dios y permanecer firmes en la fe.

Cuando enfrentamos dificultades, podemos elevarnos por encima de estas circunstancias al poner nuestra confianza en Dios y su poder. Así como los aviones necesitan quemar combustible para superar la atmósfera, nosotros debemos esforzarnos en la oración y la fe para superar las presiones espirituales y alcanzar una perspectiva divina.

Viviendo como el Monte de Sion

El Monte de Sion es un símbolo de estabilidad y confianza en Dios. En el Salmo 125:1, se nos dice: «Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.» Al confiar en Dios y su reino, nos volvemos inquebrantables, como el Monte de Sion.

Conclusión

Caminar en la realidad del reino de Dios es una llamada a vivir en comunión constante con Él, manifestando su reino en la tierra. Hemos sido trasladados del dominio de las tinieblas al reino de su Hijo amado, y ahora estamos llamados a vivir en esta nueva realidad.

El reino de Dios no es un lugar físico, sino un gobierno divino que opera a través de nosotros. Al entender y aplicar los principios del reino en nuestra vida diaria, podemos vivir en obediencia, fe y comunión con Dios.

La fe es esencial para operar en el reino de Dios. Debemos confiar en su poder y autoridad, sabiendo que, con fe, podemos ver milagros y manifestar su reino en la tierra.

Al vivir en la realidad del reino, experimentamos la transformación y el poder de Dios en nuestra vida diaria. Estamos llamados a ser embajadores de su reino, mostrando al mundo la grandeza de su amor, justicia y poder. Que nuestra vida refleje siempre la realidad del reino de Dios, y que caminemos en su presencia, guiados por su Espíritu Santo.

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