La Dirección de Dios

La Elección Divina

«No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.»
Juan 15:16

Introducción

En el mundo actual, muchas religiones poseen templos adornados con imágenes de sus deidades. Estas prácticas de adoración en lugares físicos son comunes en religiones como el hinduismo, el budismo y el catolicismo, donde la devoción se expresa a través de rituales realizados frente a imágenes y altares. Sin embargo, el evangelio de Cristo nos enseña una verdad fundamental: Dios no habita en templos hechos por manos humanas.

El Templo de Dios

Pablo, en su discurso en el Areópago, expone esta verdad claramente. Él dice:

«Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.»
Hechos 17:22-25

Pablo subraya que nuestro Dios no está limitado a un lugar físico, porque Él es omnipresente.

La Adoración en Espíritu y en Verdad

Jesús también enfatiza esta verdad cuando habla con la mujer samaritana:

«Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.»
Juan 4:21-24

Este pasaje revela que la verdadera adoración no está ligada a un lugar, sino a la actitud del corazón. Adorar en espíritu y en verdad significa que la presencia de Dios se manifiesta donde haya un corazón sincero y entregado.

Nosotros Somos el Templo de Dios

Pablo continúa esta enseñanza en su carta a los Corintios:

«¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.»
1 Corintios 3:16-17

Esto nos dice que la presencia de Dios reside en nosotros. Somos el templo de Dios, y Su Espíritu mora en nuestro interior. Esto implica una responsabilidad de vivir una vida santa y dedicada a Él.

La Fe y la Presencia de Dios

La Biblia también nos enseña que la fe es crucial para agradar a Dios:

«Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.»
Hebreos 11:6

El Nuevo Nacimiento

Jesús explica el nuevo nacimiento a Nicodemo:

«Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.»
Juan 3:3-7

El nuevo nacimiento es una transformación espiritual que nos permite vivir en la presencia de Dios y ser parte de Su reino.

Reconciliación y Nueva Vida

La obra de Cristo en la cruz nos reconcilia con Dios:

«Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.»
Apocalipsis 1:5-6

«Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;»
2 Corintios 5:18

«Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.»
Romanos 6:4-6

Dios Está Siempre Presente

Dios está más cercano a nosotros que nuestro propio aliento:

«¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.»
Salmo 139:7-10

Podemos orar y hablar con Dios en cualquier momento. Él escucha nuestras oraciones y suple nuestras necesidades.

Testimonio de Fe

Un testimonio inspirador es el de Oral Roberts, quien en un momento de necesidad, declaró a Dios: «Tú eres mi única fuente y mi proveedor.» Esta fe en Dios como nuestro proveedor nos enseña a depender completamente de Él.

«DE Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.»
Salmo 24:1

Cuando comprendemos que Dios es la fuente de todos nuestros recursos, aprendemos a depender únicamente de Él.


Conclusión: La Dirección de Dios en Nuestras Vidas

En resumen, la dirección de Dios no está limitada a lugares físicos ni a rituales humanos. Dios habita en nosotros, y nosotros somos Su templo. La verdadera adoración se da en espíritu y en verdad, y nuestra fe es crucial para vivir en la presencia de Dios. Al nacer de nuevo y reconciliarnos con Dios a través de Cristo, somos llamados a vivir una vida nueva y santa.

Dependamos de Dios como nuestra única fuente y proveedor, y llevemos Su presencia y dirección a donde quiera que vayamos. Confiemos en Su promesa de estar siempre con nosotros, guiándonos y proveyendo en todo momento.

¡Sigamos adelante, confiando en la dirección de Dios y viviendo como templos vivos de Su Espíritu!

La Omnipresencia de Dios

Dios está siempre con nosotros, en todo lugar y en todo momento. Esta verdad se refleja en el Salmo 139:

«¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.»
Salmo 139:7-10

Este pasaje nos asegura que no hay lugar donde podamos estar fuera del alcance de Dios. Su presencia nos envuelve y Su mano nos guía en todo momento.

La Relación Personal con Dios

La presencia constante de Dios nos invita a tener una relación personal y continua con Él. Podemos orar y hablar con Dios en cualquier momento, y Él está siempre dispuesto a escucharnos.

«De modo que ustedes pueden orar y hablar con Él todos los días, y a cualquier hora del día. Pueden ustedes tocarle, y obtener todos sus recursos por medio de la fe y la oración. Cuando ustedes gritan, Dios oye. Cuando oran o hablan suavemente, también cuando ustedes simplemente gritan pronunciando palabras, Dios oye también, porque Él habita dentro de ustedes. Él puede suplir todas sus necesidades.»

Dios como Nuestra Única Fuente

El testimonio de Oral Roberts destaca la importancia de reconocer a Dios como nuestra única fuente de provisión. En momentos de necesidad, es esencial recordar que Dios es nuestro proveedor y Él puede satisfacer todas nuestras necesidades.

«Salmo de David. De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.»
Salmo 24:1

La Dirección Divina en la Vida Diaria

Aprender a depender de Dios implica reconocer Su dirección en cada aspecto de nuestra vida. Esto incluye confiar en Su provisión y guianza en todas nuestras decisiones y acciones.

«La junta de una denominación en Asia se juntaban y comenzaban a hablar diversos temas, y cuando se trataba de finanzas decían que los misioneros se encarguen. Un día, uno de los pastores dijo, ‘¿Por qué nosotros no podemos suplir tal necesidad?’ Él había aprendido la dirección de Dios y sabía qué decir.»

La Soberanía de Dios

La Biblia nos enseña que todo lo que existe es de Dios, y Él es soberano sobre toda la creación.

«DE Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.»
Salmo 24:1

Cuando comprendemos esta verdad, aprendemos a depender únicamente de Dios como nuestro proveedor y guía.

La Lección de la Dependencia

Aprender a depender de Dios puede ser una de las lecciones más fáciles de entender, pero más difíciles de aplicar en la vida diaria. Sin embargo, esta dependencia es crucial para vivir en la voluntad de Dios y experimentar Su provisión y dirección en todas las áreas de nuestra vida.


Conclusión

La dirección de Dios es esencial para nuestra vida cristiana. Él nos ha elegido y nos ha llamado a llevar fruto que permanezca. A través de Su Palabra y Su Espíritu, aprendemos que Dios no está limitado a templos hechos por manos humanas, sino que habita en nosotros, sus hijos.

Dios nos invita a adorarlo en espíritu y en verdad, reconociendo que somos Su templo y que Su Espíritu mora en nosotros. Al nacer de nuevo, somos reconciliados con Dios y llamados a vivir una vida nueva, llena de Su presencia y poder.

La omnipresencia de Dios nos asegura que Él siempre está con nosotros, guiándonos y proveyendo para todas nuestras necesidades. Aprender a depender completamente de Él es una lección crucial para nuestra vida diaria.

Reflexión Final

En este caminar, recordemos siempre que Dios es nuestra única fuente y proveedor. Confiemos en Su dirección y vivamos como templos vivos de Su Espíritu, llevando Su presencia y Su amor a donde quiera que vayamos. Que nuestra fe en Su provisión y dirección nos guíe a vivir una vida plena y fructífera en Su nombre.

¡Sigamos adelante, confiando en la dirección de Dios y viviendo como verdaderos adoradores en espíritu y en verdad!

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