1 Samuel 17:45 «Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.»
Introducción
La palabra desafío se refiere a una situación, condición u objetivo percibidos como algo muy difícil que pone a prueba la decisión, fuerza o firmeza de alguien. Piense en los escaladores de montañas. Primero deben inspeccionar detalladamente el camino montañoso y determinar un curso. Deben preparar el equipo adecuado, entrenar para adaptarse al clima y estar listos para cualquier eventualidad. Sin esta preparación, jamás alcanzarán la cima y tendrán que renunciar a mitad de camino para evitar un posible accidente.
El Desafío de los Hombres de Dios
A lo largo de las Escrituras, los hombres de Dios, al encontrarse con Su palabra, aceptaron desafíos que los llevaron a lo desconocido:
Noé: En un tiempo donde la idea de un diluvio era descabellada, Noé escuchó a Dios, aceptó el desafío y construyó el arca (Génesis 6:13-22).
José: Interpretó los sueños de Faraón y se le dio el reto de almacenar grano para los años de escasez, salvando así a Egipto y otras naciones (Génesis 41:14-49).
Moisés: Aceptó el desafío de liberar al pueblo de Dios de Egipto y enfrentarse al Faraón (Éxodo 3:10-12).
Josué: Lideró al pueblo de Israel para conquistar la tierra prometida (Josué 1:6-9).
Jesús: Aceptó el desafío de venir al mundo como hombre para ser el Cordero de Dios y dar vida a todos los que crean en su nombre (Juan 1:29).
Pedro: Aceptó el desafío de ser la roca sobre la cual se edificaría la iglesia, predicando el primer mensaje evangélico y viendo miles convertirse (Hechos 2:14-41).
El Desafío de la Iglesia
La gran comisión es el desafío continuo para la iglesia:
Mateo 28:19-20 «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.»
Marcos 16:15-18 «Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.»
El Desafío de Nuestra Iglesia
El desafío que Dios ha encomendado a nuestra iglesia es plantar 50 células en un periodo de 3 años y multiplicarlas cada año para alcanzar la meta de conquistar Cartago para Cristo.
Para lograr esta meta, debemos adaptarnos a cambios sistemáticos y organizativos, formar nuevos líderes dispuestos a pararse en la brecha para la evangelización de nuestra ciudad y nación. Si no lo hacemos con compromiso total, fracasaremos.
Dos Caminos
Podemos tomar la actitud que tuvo el pueblo de Israel al ver a los gigantes en la tierra prometida y no entrar en la nueva historia, o podemos tomar la actitud de fe de David, Noé y Josué, y escribir una nueva historia en el evangelismo.
Números 13:30-33 «Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.»
Nuestra Actitud Ante el Desafío
La pregunta es: ¿Cuál será nuestra actitud ante el desafío de evangelizar Cartago?
Cartago Central: 160,022 habitantes Provincia de Cartago: 545,092 habitantes
Nuestro desafío comienza en Cartago Central. Luego levantaremos extensiones y nos iremos a toda la provincia. Nuestra obligación delante de Dios es compartir el evangelio con toda nuestra ciudad y luego con las naciones.
Debemos recordar que Dios está con nosotros en este desafío. Aunque parezca un gigante, Dios nos dará la victoria.
Estrategias para Alcanzar la Meta
Escuelas de Discipulado: Formar y capacitar nuevos discípulos. Escuela de Ministerio: Preparar a líderes para el ministerio. Evangelismo Agresivo: Salir activamente a predicar el evangelio. Manifestación del Poder de Dios: Mostrar el poder de Dios a través de señales y milagros.
Concluimos
Estamos sentando las bases y haciendo nuestro rol: predicar, sembrar y regar. Nuestro Señor Jesús se encargará de añadir a los que serán salvos. Estamos asociados con los cielos y tenemos en nuestras manos el poder más grande para cambiar vidas: el evangelio.
2 Corintios 5:20 «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.»
Hoy, aceptemos el desafío de Dios. Cambiemos nuestra mentalidad, comprometámonos con su obra y veamos cómo Él nos usa para transformar nuestra ciudad y nuestras vidas. ¡Es tiempo de actuar y llevar el evangelio a todo Cartago y más allá!