LECCIÓN 1  LA BIBLIA, EL GRAN LIBRO DE DIOS

¿Qué es la Biblia? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo y para qué fue escrita? ¿Cuáles son los beneficios de conocerla y practicar lo que ella enseña?

Texto para memorizar: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4.12.

  1. INTRODUCCIÓN 

Leamos Isaías 55.8–11. La Biblia es el libro más grandioso del mundo. Es el libro de Dios, tocante a Dios, escrito por hombres de Dios, que enseña cómo ser hombres y mujeres de Dios. La Biblia contiene la literatura más sabia jamás conocida, así como lo mejor en poesía, historia y relaciones humanas. Pero sobre todo, la Biblia nos ofrece el plan de Dios para la salvación del ser humano.

Los Creyentes somos el fin u objeto de este Libro; de manera que si queremos conocer y amar realmente a nuestro Señor Jesucristo, debemos conocer y amar el Libro que le revela. No podemos amar a Dios más de lo que le obedecemos, y no podemos obedecerle más de lo que obedecemos Su Santa Palabra, que es la Biblia.

La Biblia es la Palabra de Dios, y no tan sólo un libro ordinario. Ella es única porque su autor es Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” 2ª Timoteo 3.16. Es un libro escrito por hombres, pero inspirado por Dios a través de ellos, quienes escucharon Su voz. La Biblia habla con autoridad absoluta porque es ¡el único libro de su clase!

  • ÚNICO EN CONTINUIDAD, INTEGRIDAD Y SUPERVIVENCIA

La Biblia fue escrita en un espacio de más de mil seiscientos años, más de sesenta generaciones y por más de cuarenta escritores de diversas ocupaciones en la vida: reyes, campesinos, pastores, soldados, pescadores, poetas, estadistas, estudiantes, profesionales, religiosos y otros. Fue escrita en tres continentes: Asia, África y Europa; y en tres lenguas o idiomas: Hebreo, Griego y Arameo. Contiene cientos de temas, que a veces aparentan estar en controversia y crean diversidad de opiniones. Sin embargo, podemos ver que sus escritores hablan con una armonía fenomenal y una uniformidad asombrosa, presentándonos el drama de la condenación del hombre por el pecado y la maravilla de la redención obtenida por Cristo Jesús; y esto, a pesar de las drásticas diferencias culturales, geográficas, de idioma y de tiempo que existieron entre ellos.

Esta integridad es nada menos que un milagro cuando uno considera los desacuerdos que resultarían si solamente diez autores escribieran acerca de un mismo tema; aún cuando tuvieran en común su ocupación, generación, época, lugar, continente e idioma. Es verdaderamente asombroso que la Biblia mantenga su continuidad y nunca se contradiga a sí misma. Pero hay una explicación para esto y se encuentra en sus mismas páginas, en las palabras del apóstol Pedro:

“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2ª Pedro 1.20–21. 

Es por esto que ningún otro libro religioso en el mundo puede reclamar la exactitud de la Biblia en cuanto a la profecía; porque este es el único volumen jamás producido que ha pronosticado, sin fallar, el futuro de naciones, de razas y pueblos, de incontables ciudades, y de una nación en particular —Israel, a la vez que anunció la venida del que sería el Mesías Salvador. Existen más de trescientas profecías concernientes a Él, sólo en el Antiguo Testamento, dadas de mil seiscientos a cuatrocientos años por adelantado, que describen exactamente Su nacimiento, vida, muerte y resurrección (Isaías 46.9–10; Lucas 24.44).

En cuanto a su supervivencia, a través de siglos de persecución y de crítica la Biblia no solamente ha sobrevivido, sino que ha llegado a ser el libro más querido de la historia. El académico francés conocido como Voltaire, dijo que la Biblia estaría extinguida para el año 1850, pero lo contrario ha sucedido desde entonces: ella ha continuado aumentando en circulación hasta convertirse en el libro más distribuido de todos los tiempos. Mateo 24.35: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Esta promesa de Jesús aún se está cumpliendo hoy

3. BENEFICIOS DE ESTUDIAR Y CONOCER LA BIBLIA

En la Biblia encontramos los mejores consejos para disfrutar de esta vida, así como el camino que nos conduce a la vida eterna. Si ponemos atención a lo que ella nos quiere enseñar, vamos a obtener grandes beneficios. Veamos algunos de ellos.

  • Salvación, nuevo nacimiento: El libro de Génesis, cuyo significado es “origen”, dice que la Ley de Dios estableció desde el principio que cada ser creado se reprodujera según su especie. Por eso los seres humanos y demás criaturas de la Tierra nos reproducimos manteniendo nuestras características biológicas que son únicas en cada especie, y que se traspasan a través de los genes, mediante el material llamado ADN. Esto explica por qué los hijos se parecen a sus padres, a sus tíos o a sus abuelos.

Pues bien; la Biblia contiene “el ADN” de Dios, y es por medio de esa información que nacemos de nuevo y nos convertimos en hijos Suyos, llegando a ser semejantes a Él. Dios nos engendra espiritualmente a través de Su Palabra. Esto, por supuesto, no significa que podamos nacer de nuevo sin pasar por el bautismo en agua y recibir el bautismo del Espíritu Santo —estudiaremos estos temas más adelante— pero lo cierto es que tanto el nacimiento de agua como el del Espíritu sólo son posibles por medio de la Palabra de Dios:

“…de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Santiago 1.18. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” 1ª Pedro 1.23–25.

  • Fe: “De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él.”  Colosenses 2.6. Esto significa que recibimos la salvación por la fe en Jesús, y debemos continuar nuestro camino con Él de esa manera: por la Fe; de hecho, sin esa fe es imposible agradar a Dios, según nos dice Hebreos 11.6. Así que nuestro caminar con Dios dependerá completamente de nuestra confianza absoluta en Su poder, sabiduría y bondad, “porque por fe andamos, no por vista.” 2ª Corintios 5.7. Vemos por tanto que la Fe es muy importante; es vital. Pero ¿de dónde proviene la Fe? Y ¿cómo la obtenemos? “La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.” Romanos 10.17.
  • Poder: Los planetas fueron formados por la Palabra de Dios. Detente un momento a pensar acerca de la inmensidad del universo, en su infinitud. ¡Y pensar que llegó a serlo instantáneamente, por un mandato divino! Dios ordenó al universo existir con Su palabra. ¡Qué poder tan tremendo! Esto está muy lejos de nuestra capacidad de comprensión.
  • Protección: Encontramos que otra cualidad de la Palabra de Dios es la de derrotar a Satanás. Existe una lección maravillosa para nosotros en Mateo 4.1–11 donde dos seres —el Dios Todopoderoso manifestado en la carne, nuestro Señor Jesucristo, y el ser más altamente creado, Lucifer— se trabaron en combate sobre la Tierra. El Señor Jesús, por supuesto, debe haber tenido en su arsenal armas que ni siquiera podríamos imaginar; sin embargo, cuando Él quiso derrotar al diablo, echó mano de la Palabra de Dios. Él nos estaba enseñando que la manera de derrotar al diablo sobre esta Tierra es usar la poderosa Palabra de Dios. Jesús dijo tres veces: “Escrito está”. Es alentador para nosotros ver que nuestro Señor no echó mano de un arma que no iba a estar al alcance de todos nosotros, sino de una que tenemos siempre a nuestra disposición… la Palabra de Dios. ¡Ella pone en fuga al enemigo! El apóstol Pablo se refiere a las Escrituras como a una parte importante de la armadura de Dios“…tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”  Efesios 6.17.
  • Alimento: La Biblia se compara a sí misma con leche y carne en 1ª Corintios 3.2 y con miel en Salmos 19.10. Y Job dijo: “Guardé las palabras de su boca más que mi comida.” Job 23.12. La Biblia es el alimento de nuestra alma. No podemos vivir sólo con alimento natural. Nuestra salud espiritual es mantenida con cada palabra que procede de la boca de Dios. Si acaso no somos cuidadosos en comer regularmente y en forma apropiada –alimentos sanos– nos debilitaremos y nos expondremos a las enfermedades. Así también, si vivimos la vida con poca o ninguna dieta de la Palabra de Dios, caeremos en desnutrición espiritual: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.”  1ª Pedro 2.2.
  • Fructificación: En el primer salmo leemos concerniente al hombre que  “…no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.” Vv. 1,2. ¿Haces bien en meditar día y noche en la ley del Señor? Sí, porque así serás: “…como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará”  V. 3.
  • Éxito: La psicología moderna nos dice que casi todo ser humano tiene un deseo natural de triunfar. La Biblia tiene un plan para la prosperidad del hombre y la promesa de que podemos tener éxito donde quiera vayamos, si nos dedicamos a aplicar continuamente las Escrituras a nuestro vivir: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1.8.
  • Guía: Es muy difícil que una persona encuentre su camino en la oscuridad de la noche, sin luz. Así también, es muy difícil para nosotros encontrar nuestro camino en la vida sin la influencia guiadora de la Palabra de Dios: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Salmos 119.105.

Sabiduría: Tal vez tú nunca alcances a tener la capacidad de Sócrates, Platón, Aristóteles o Einstein, pero la Biblia dice que gracias a ella tú puedes llegar a ser más entendido que ellos: “Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos.”  Salmos 119.98–100.

La pálabra de Dios trae paz, vida, tranquilidad.

Conclusión Total

La Biblia no es simplemente un libro de historia o poesía; es la revelación viva de Dios a la humanidad. Nos muestra su plan de salvación, nos guía en nuestra vida diaria, y nos ofrece el poder y la protección necesarios para vivir una vida victoriosa. Al estudiar y obedecer la palabra de Dios, podemos experimentar una transformación profunda y continua, reflejando la naturaleza y los propósitos de Dios en nuestro mundo.

Vivir conforme a la Biblia nos permite no solo conocer a Dios más íntimamente, sino también manifestar su reino en la tierra, viviendo una vida llena de propósito, poder y paz. Al memorizar y meditar en sus enseñanzas, permitimos que su verdad penetre en nuestro corazón y mente, moldeando cada aspecto de nuestra existencia. Que la palabra de Dios siempre sea nuestra guía y fortaleza, llevándonos a una vida de éxito y fructificación en su reino.

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